Crédito: Fotografía de Mickael Gresset
¡Cómo me hablaste en las rosas
cuando rosas segó mi hoz,
voz de las cosas,
lejana voz!
¡Cuántas victorias me contaste,
con cuántas divinas batallas
mi alma alumbraste,
voz que callas!
¡Cómo encendiste mis deseos,
cómo me hablaste del placer
con tus trofeos
de mujer!
¡Verso dorado y pitagórico
como el verso que dice el mar!
¡Verso eufórico!
¡Verso solar!
¡Rosa! ¡Divina flor del rito
de amar, cantar y adormecer!
¡Amor en grito!
¡Boca de mujer!
Flor tu enigma reminiscente
pasa el recuerdo venusino
del beso ardiente
como el vino.
Rosa ungida, ¿por qué no exuda
la carne que amamos, tu olor,
cuando se desnuda
para el amor?


Ramón del Valle-Inclán
Villanueva de Arosa, 1866
Santiago de Compostela, 1936
Ramón del Valle-Inclán fue un novelista, poeta y autor dramático español, además de cuentista, ensayista y periodista. Inicia estudios universitarios, pero no termina la carrera de Derecho, ya que muy pronto se decanta por la literatura. Tras pasar una temporada en Madrid, marcha a México donde escribe para la prensa y, sobre todo, conoce y asimila el Modernismo. Vuelve a Madrid y se incorpora a la vida cultural y bohemia de la ciudad como promotor del Modernismo. Provocativo y extravagante, su estilo literario evolucionó desde un exuberante modernismo y un maduro expresionismo hasta sus peculiares composiciones esperpénticas. De entre su obra destacan las cuatro Sonatas (de primavera, de estío, de otoño y de invierno), que suponen la culminación del modernismo español; Águila de blasón, la primera de sus llamadas comedias bárbaras; La lámpara maravillosa, resumen de su estética y ética; La cabeza del dragón, y Luces de Bohemia.